sábado, 22 de noviembre de 2008

Tetu me encantó lo que escribiste...A ACCIONAR GENTE

'¿Hasta donde?
¿Hasta cuando, Hasta donde, por que, o como se llega a esto?
La argentina actual, la del año 2008, ¿Como resumir a nuestro país ahora?
Argentina 2008 = a enfermedades sociales.
Enfermedades que son el producto de la mala calidad de vida, el poco interés hacia este tipo de cuestiones, la desigualdad o marginalidad social que existe, entre tantas otras cosas.
El diario, la tele, la tele, los diarios… la información o desinformación, la manipulación y la corrupción.
Las novelas, las modelos, la moda, el marketing, la venta, los informativos o las películas de cable, todo esto suministrado en un cuadrado que usualmente se coloca en la cocina o en su defecto en algún cuarto, y lo único que hace es desintegrar la unidad familiar (si es que aún existen las familias, depende del sector social del que hablemos ¿no?) por eso yo la llamo, la caja boba.
Mientras pasan los días, el tiempo, las horas, los sueños, los cuerpos, el aire…
No dejo de pensar y de indignarme por la sociedad en que vivimos.
Mientras, nosotros lo único que hacemos es preocuparnos por nosotros mismos acrecentando a un mas el individualismo y esta desigualdad.
Mientras, existe un gobierno. Pero no para de preocuparse por cosas pasajeras en vez de ocuparse de los hechos, y miente manipulando los medios de comunicación.
Mientras, es decir, marionetas. Eso somos.
Ahora por que yo a mi corta edad y mas en este tipo de cuestiones, debería preocuparme o preguntármelas si en realidad (o lo que todos suponen) es que debería darle un poco mas de interés al estudio, a comer en forma y sano, a dormir bien, a tener un novio, o en el mejor de los casos a tener el mejor celular, el de última moda (por que es así como nos integramos).
¿Por que yo, tengo este tipo de reacciones? a veces no entiendo, porque realmente me gustaría no cuestionarme tantas cosas, por que la única verdad es que recibo solo frustraciones y mas cuando uno empieza a preguntarse cosas que se relacionan con el ámbito político, o cultural.
En el primer párrafo hago alusión a lo que es el poco interés, hablo de lo que conozco con lo que convivo; Adolescentes.
Que pasa cuando esta todo en orden, es decir un determinado grupo de personas realiza un evento o tiene algo que brindar para el sector adolescente, que pasa cuando la información llega bien y a tiempo (suponiendo ¿NO?) ¿Por que nosotros no nos acercamos?. Por que no nos interesa, bueno supongo que este es un gran tema para discutir largo y tendido, (mate de por medio).
Yo aquí solo puedo dar mi opinión y la verdad es que creo que el interés de los adolescentes pasa más bien por salir aun boliche y divertirse entre amigos, más que asistir a eventos de connotación cultural, político o social. El problema lo conocemos, la solución, yo afirmo que esta en la educación yo creo que es una de las cosas mas importantes y por mas que ustedes que están leyendo me digan que no esta aquí solo la solución yo les digo que gran parte sí.
Vamos a lo real, las escuelas públicas obviamente, y de donde vengo, son un total y absoluto desastre, hasta una vergüenza. Se caen a pedazos, y más que centros educativos, son centros de contención y entonces el docente termina cumpliendo un rol que en realidad no le corresponde, aunque yo creo q todo se relaciona. Ahora si es una escuela pública y la modalidad es arte, olvídate de los materiales que el estado debería proveer, auque también debo reconocer que gran parte de culpa la tenemos nosotros los alumnos que somos un poco revoltosos y cuando tenemos algunas cosas nunca falta el que no entendió nada y seguramente se encarga de romper, pegarle a los compañeros, o golpear a los profesores, por q parece ser esta la ultima tendencia de los adolescentes ¿NO?, ah no me olvidaba de los floggers y los emmos que aparecen en todos los programas de “interés general” por llamarlos de alguna manera. Claro, en interés general la categoría “hambre, abrigo, soledad, desamparo, angustia y falta de educación” ¿no aparece no?
No quiero ser redundante y estos temas acá escritos todos los conocemos o los sufrimos, entonces ¿No es hora de querer cambiar algo?
No es hora de empezar a plantearse cuestiones básicas, ¿No es hora ya?
La realidad me dice que la que siempre esta Loca soy yo, por que a mi me agarran ataques de pánicos cuando camino por once después de viajar en tren durante dos horas, por que veo gente durmiendo en la calle entre cartones y tierra y dos cuadras mas atrás gente de traje y corbata, pero claro es mas fácil catalogarme de loca a mi que mirar un poco alrededor.
Tenemos que esperar q se pudra todo, y que yo no tengamos mas fuerzas ni para caminar derechos, tenemos que esperar q explote el mundo, o podríamos empezar desde ahora…
¿Y si nos empezamos a juntar y a pensar y debatir y organizarnos para cambiar algo?
Bueno es simple si llegaste hasta el final es por que algo te interesa, entonces yo propongo de darla una buena ultilidad a Internet y de empezar a recibir a propuestas para hacer cosas desde donde mierda este cada uno y empezar a entrelazar y no perder las redes. Yo aceptos propuestas y estoy abierta a hacer cosas, sin fin mas que “arte por el arte” y sonreir por que estamos vivos y podemos cambiar algo.
¡Espero que alguien se prenda!

¿Mi nombre? TRIANA!!!'



'NO FRONTERAS, NO BANDERAS, NO A LA AUTORIDAD, NO RIQUEZA, NO POBREZA NO DESIGUALDAD!!'



Me fui un poco a la mierda, pero bueno estoy renegada y nada d ultima si estan haciendo cosas difindamosla, y si tienen propuestas hagamoslas y si me quiere mandar a la mierda mandadenme!!!

jueves, 21 de agosto de 2008

tierra de nadie

El ir y venir de los trenes, el bajar apurados al andén, el viajar apretados como ganado, hace de una estación tierra de nadie.
Allí se ven cotidianamente vendedores ambulantes, que tanto en la calle como en los vagones, a pesar de las condiciones climáticas que tienden a jugarles en contra, se encuentran firmes, en búsqueda de llevar dinero a sus hogares. Se hallan también niños hambrientos que para saciar su apetito ruegan por una moneda a cambio de una tarjeta. Madres con bebés en andas que suplican para poder satisfacer las necesidades básicas de las criaturas. Ciegos, personas que han perdido alguna de sus extremidades a causa de un accidente ferroviario, enfermos de Sida, todos piden al sistema piedad. Viaje tras viaje, estación tras estación, todos los días de su vida se dirigen a los vagones a implorar compasión de los viajantes.
Y la vista, el cuerpo, el ser humano tiende a acostumbrarse. Parece normal ver a estas personas que nacieron en una situación poco afortunada. Al chocar periódicamente con una realidad tan cruda de desigualdades, termina siendo percibida de manera ligera, hasta llegar a ignorarla. La miseria pasa a ser cotidiana y sabe convivir con cada pasajero del tren.
En un contexto donde el hambre, las molestias, los horarios, las injusticias, se convierten en normales parece fácil no mirar al costado.
Un niño de nueve años, como Jesua de la película "estación central", puede perder a su madre a pocos metros del conglomerado de gente y nadie siquiera notar su dolor y las consecuencias que traerá en su vida. Muchas personas pueden modificar su existencia de manera tajante en el más tranquilo de los silencios y en el más cruel de los anonimatos.
¿ Cuántos valores se pierden o se transforman por transcurrir en estos sitios? ¿ Cuándo se quita lo extraordinario de las desgracias para convertirse en rutina?.
La suciedad, la aglomeración, las vías, las fallas, los retrasos, el vagón lleno pero viajar solo, las desigualdades, los pies descalzos, las caras tristes, los suspiros resignados, el individualismo, el trabajar de lo que odia, el vivir para sobrevivir, los gritos, los insultos, los pisotones, la incomodidad, el frío, el calor. ¿ Estos factores bastan para resignar una esperanza de prosperidad? ¿ Alcanza con ellos para despojar a cada individuo de sus valores? ¿termina una rutina tan pesada poniendo un velo de indiferencia en cada sujeto?.
La mujer que ayuda a Jesua, en la película mencionada palabras atrás, lo hace porque se siente culpable de no haber cumplido con la parte pactada de su trabajo y por una traición interna a su moral. Siente que la vida del niño pasa a ser una responsabilidad y por eso le da una mano. Pero... ¿ Quién se siente responsable de las miles de personas que el sistema ha dejado al margen? ¿ Qué cambia el ayudar a una vida si siquiera se miró las centenas de personas que padecen problemas similares?.
Cada mañana, muy temprano, antes de que el sol piense en asomarse, se abren puertas de estaciones de tren en miles de lugares. Y cada persona que pasará por esa tierra de nadie ya sabe lo que verá. ¿ Cuántos Jesuas pasan en secreto su infancia sin que nadie se sienta responsable por ellos? ¿Por qué tanta frialdad ante una realidad tan cruel? ¿Por qué se convive tranquilamente con tanto dolor?.

miércoles, 30 de julio de 2008

¿Ver para creer?

Resulta extraño escuchar que el periodista y el etnógrafo tengan puntos en común, tal vez porque el trabajo de uno es más reconocido, más popular que el del otro.
Eso lleva a hacer conjeturas rápidas de ¿Por qué esa diferencia de masividad?. Lo primero que se me viene a la cabeza es que puede ser porque la labor de uno es más interesante que la del otro, debido a ello la gente se aboca a lo que copta su atención.
De forma simultánea a ese pensamiento derivo en otra“hipótesis”. Puede ser que mientras uno habla de lo cercano, con lo que uno se puede encontrar todos los días, el otro relata sobre hechos diferentes a nuestra cotidianidad y como todo lo diferente o atrae o asusta.
Ni una ni otra me deja en claro porque tenía esa idea de diferencia entre las dos profesiones, porque en ningún momento vino mi mente un contraste entre las actividades que ambos realizan. Tal vez era solo una cuestión de lenguaje, periodista y etnógrafo no suenan parecido, ni son sinónimos, no tienen la misma cantidad de letras y ni siquiera comparten la inicial.
En búsqueda de contestar mis interrogantes fui al texto de Clifford Geertz “El antropólogo como autor” . Asombro sentí al encontrarme con esta frase : “Las peculiaridades cruciales de la escritura etnográfica están tan a la vista, que escapan a nuestra atención: el hecho de que buena parte de ella este formada por asertos incontrastables(...) y no es que todo lo que digan los etnógrafos se acepte sin más porque lo hayan dicho ellos. A grandes rasgos no ocurre así. Pero sí es cierto que las bases que determinan lo que se acepta y lo que no, tiene muchísimo que ver con las personas. Incapaces de recuperar la inmediatez del trabajo de campo para su reevaluación empírica, escuchamos determinadas voces e ignoramos otras”.
Después de esas palabras pareció que el techo se había abierto para dejar entrar la luz que ilumine mis pensamientos. En ambas profesiones el público se siente lejano al hecho empírico, muy rara vez puede comprobarlo con su experiencia inmediata. Por eso tiende a creer ciegamente en los libros etnográficos como en “ Clarín” La Nación” “ La Crítica” o el New York Times” . Esta certeza que dan ambos no quiere decir que su mirada es neutra y cuenten los hechos “ tal cual ocurrieron” sino por el contrario, dependiendo a que fijen su mirada, de que modo, que realcen y que opaquen, los recursos discursivos que utilicen para reproducir su experiencia, el tono en que lo hagan y demás singularidades, es lo que le da al público la opción de elegir entre un autor y otro, entre un medio y otro.
Con respecto a la masividad bastó con mirar a mi costado, bajar a tierra, para darme cuenta que es solo cuestión de publicidad.

martes, 3 de junio de 2008

Escuchando música en la carretera...

" Viendo por la autopista televisión virtual en la ventana, siempre el mismo programa los mismos ojos las mismas caras", me dice attaque 77 en el tema el camino mientras viajo los 70kms que hago rutinariamente para venir a la facultad. Pienso al respecto, se me viene a la mente el tema de la mirada, no quiero cansarme, pero rodar una y otra vez me adormese. Miren al punto que cansa la rutina que ya no se ve paisaje, se ve televisión. Y como no podía ser de otra manera repite, repite, cansa, cansa y en vez de alzarse contra ella las entrañas se adormesen.

lunes, 12 de mayo de 2008

Crónica del BAFICI

Al mediodía generalmente nos concentramos en un hecho concreto: alimentarnos. Pasan por nuestra mente millares de imágenes que intentan satisfacer dicho reclamo, o por lo menos, mostrarnos cuan felices seríamos si en vez de pensarlo estaríamos saciando nuestro tan preciado deseo. Cuando el sol nos visita agregamos, además, la idea del aire libre a nuestras alucinaciones.
Si se estaban imaginando que este relato se referiría a la desesperación que le agarra a una joven a las 13:00 horas mientras camina por la alborotada ciudad de Buenos Aires, por no haber ingerido bocado desde las seis de la mañana, debo informarles que se han equivocado. Porque la alimentación no se trata solo de introducir nutrientes a nuestro organismo, sino que puede tratarse también de nutrirnos con vivencias que no habíamos experimentado previamente.
Es de esto último sobre lo que me avocaré. El martes 15 de abril me dirigí hacia el festival de cine independiente. Busqué un horario poco convencional para asistir, las 13 horas, porque según los medios era “imposible” elegir una película y conseguir entradas para la misma. Fue por eso que también me encomendé que la película me elegiría a mi.
Al llegar a la sede del Abasto solo dos personas, jóvenes entre 20 y 25 años, estaban delante de mí. Pregunté que verían y me contestaron un nombre eterno en inglés. Luego de comprarme la entrada para dicho film, leí en el papel que era “ The old, weird America: Harry Smith’s Anthology American Folk music”. La verdad es que no creo en el destino, sería muy fácil y cómodo depender de él, prefiero la idea de tomar las riendas de mi vida en cada pequeña decisión, pero aquella vez fue una excepción a la regla y la verdad tan mal no me fue. En ese momento me hice dos notas mentales: 1) Gisela deja la ingenuidad a un lado al mirar la televisión, la entrada semivacía del Abasto comprueba que esa caja deforma a su antojo los sucesos.
2) La prueba que le hice al destino parecía haber salido a favor de él. Solo por el nombre de la película parecía ser un documental sobre la música Folk y bien sé que amo ver cosas acerca de la historia de los diferentes géneros musicales. ¿ Debo darle más oportunidad a lo in calculado? O ¿Debo dejar fluir más excepciones a mis exigencias internas?
No quiero detenerme en distracciones, o por lo menos ahora no.
Los pasos siguientes fueron dirigirme a la sala 6,que se encuentra arriba de aquella “sala de recepción”. No había mucha gente esperando la película, éramos apenas 22 jóvenes y un señor mayor. Encapsuló mi atención el hecho de no ver grupos de amigos en la fila, ni siquiera una pareja. Eso podía demostrarnos 2 cosas: o quienes me rodeaban se encontraban en mi misma situación o lo que nos proseguía ver era demasiado interesante como para llevar a alguien, ya que este acompañante podría no tener el mismo interés que nosotros y de cierta forma...estorbar.
Entramos, y como estaba estipulado a las 13:15 comenzó el rodaje.
Oscuridad total, silencio absoluto, miradas expectantes. El documental del director estadounidense Rani Singh nos recibió con un tema de Harry Smith. Lo particular era la mezcla que daba el oír dicha melodía grabada en 1952, para formato de disco de pasta, en el cine. Lo áspero que caracteriza el sonido de esas antiguas grabaciones se multiplicaba. Acompañaban a esos agudos, pero rústicos acordes, imágenes campestres en blanco y negro de los Estados Unidos de principios del Siglo XX. Gradualmente, pasando por grises y colores oscuros, evoluciona tanto visual como auditivamente el panorama. Se ve el mismo paisaje pero en la actualidad, acompañado por una versión digitalizada del mismo tema. Mientras que la pantalla me anunciaba el nombre de la película me detuve en lo que significaban esos primeros minutos ¿Será que la esencia, el arte, las mentes geniales quedan inmortalizadas más allá de que las formas de inmortalización cambien?. Lo anoté y dirigí nuevamente mi mirada hacia delante.
Para ser sincera, no sabía quien era Harry Smith, ignoraba su aporte a la música. Aquel musicólogo/ antropólogo, dedicó su juventud a recompilar discos de los años ´20 y ´30. Su meta era llegar a tener 2.000 discos, sin importar de que género se tratase. Se enfrentaba a la dificultad de que para poder adquirirlos necesitaba poseer mucho dinero y francamente los billetes no visitaban los bolsillos de Harry a menudo. Por eso comenzó a colgar carteles por toda la ciudad de Nueva York pidiéndolos. Y aunque no lo crean los consiguió, hasta duplicó la meta a la que se había propuesto. Otra vez, en menos de 15 minutos transcurridos se me habría un interrogante ¿En tiempos pasados era más fácil llegar a nuestras, aunque sea mínimas , metas? ¿ O es que por incrédulos no nos lanzamos a intentar, al menos, concluirlas?.
Aquel personaje estaba tan fascinado con su logro que quiso mostrar a su entorno de lo que se perdían solo por no escuchar las voces de los demás. Fue en ese momento que se propuso grabar una antología con los temas que sobresalían. Y, sin mencionar los medios porque no es relevante, lo hizo. Consistió en cuatro discos temáticos.
En el primero de ellos englobó canciones que hablaban de la muerte, pero no tomada como un punto trágico al que inevitablemente el ser humano debe enfrentarse, sino desde lo cotidiano de la muerte.
Como no tuvo importante trascendencia en el segundo versionó sermones de música gospel a Folk, Con esto llegaría tanto a las familias que acostumbraban ir a la Iglesia, por las letras, y a aquellas que no lo hacían, por los pegadizos acordes. Esta vez sería cuando tendría su primer indicio de masividad. Fue gracias a esas numerosas ventas que pudo grabar el tercer disco, dedicado a los viajes. No el viaje como recompensación, ni como descubrimiento, sino como un viaje que busca la salida de lo cotidiano, una salida que el ser humano siempre, en algún momento de su vida, reclama a gritos.
Por último decidió transformar temas de jazz y blues a su estilo, quería demostrarles a los críticos que ellos no conocían la diferencia de la esencia que guarda uno con respecto al otro. Recién fue en este disco que aportó a la historia de la música su granito de arena. Fue el primero en introducir violines a un género contemporáneo. Vale hacer mención que luego grandes bandas de diferentes polos como Ramones, Gun´s and Roses, Metallica, Bob Dylan y hasta los mismos Beatles también lo hicieron.
Aunque crean que Harry Smith pasó a ser reconocido mundialmente por tal ingenioso aporte y como consecuencia remunerado, debo advertirles que sucedió todo lo contrario.
Aquel personaje, luego de su “época consagrada” que consiguió a mediados de los ´50 tuvo que retomar los estudios, concluyendo con su licenciatura en antropología. Fue dicho título lo que le aportó la manera de ganarse el pan, siendo profesor universitario. ¿Cómo un genio musical, que vio más allá de su época terminó dando cátedra de una materia en la que no se destacaba por sobre los demás?. Eso podría responderlo claramente un empresario que se ocupa de “vender” el arte, las creaciones. Aquella persona que expone ante las masas a un artista, expresado como un producto más, esa persona seguramente nos puede aclarar dicha duda. Para mí sentido común no puede haber una explicación lógica para expulsar a una persona con las capacidades de Harry Smith del circuito de la música.
Fue recién en 1991, y perdónenme porque les voy a contar el final, que se lo recompensó con un premio grammy. Un mes después aquel prodigioso músico fallece.
Es una pena que se quedara con aquel último homenaje, porque pienso que se hubiera sentido totalmente realizado si hubiera escuchado la re edición que se hizo de su antología en 1997. En esta participaron artistas de diversos géneros., como Beck, Carter family, Thomas Henry, Sonic Youth, Dj Spooky, Wlliamson Brother´s , entre otros.
Cabe destacar que con el homenaje que se hizo como presentación de dicho disco, se agotaron las localidades para los cinco espectáculos hechos en Estados Unidos.
Miré a mi alrededor y vi las caras de los espectadores. Todos parecían empapados por recibir tanta información. A pesar de que se trataba de un documental, de un artista no reconocido masivamente, el silencio predominó todo el tiempo. Parecía que los 22 jóvenes que nos encontrábamos en aquella sala, y también el hombre mayor, le guardaban respeto a la pantalla. Se sentía en el aire ese ambiente de alabanza ante tal genio.
Ultimo punto que he de destacar: El film termina cuando una de los mayores admiradores de Harry Smith justifica la música de su ídolo diciendo: “Todavía se escucha la música de Harry Smith por habla de los pecados y si no te llega eso, sos un...televisor”.
Las luces se prenden y los aplausos son generales. El público se veía satisfecho. Cada individuo se va por su parte, como había dicho previamente, no habían concurrido grupos de gente.
Me dirigí hacia el subte, pero todavía me resonaba aquella última frase, y ahora que la escribo me sigue resonando. ¿Será que nos convertimos en televisores? ¿Consumimos metas inalcanzables, alabamos lo extraordinario porque queremos abandonar nuestra calidad humana? ¿ Será por la perdida de este factor que solo comemos, dejando de lado lo que implica alimentarnos?. Si las respuestas son positivas debo informarles lectores que cada vez más nos estamos convirtiendo en aparatos huecos, carentes de realidad, que apuntamos a mirar con ojos objetivos sin observar en profundidad los hechos y que, para poder subsistir, dependemos del control remoto que posee una persona desconocida a la cual hay que apuntar constantemente complacer.

jueves, 24 de abril de 2008

Crónica ( y no se imagine una placa roja con un chiste bizarro)

Lea este fragmento de frase de Paula Pérez Alonso: “La crónica aumenta nuestra comprensión y conocimiento porque hace visible lo invisible, tanto si se trata de algo ya conocido por nosotros como algo desconocido”. ¿No les da ganas de pintarse una remera que diga “apoyemos las crónicas”?. Nos está dando a entender que cuando se rompe con esa supuesta objetividad periodística es recién ahí cuando realmente se empieza a conocer lo que nos rodea. ¿ Es tan difícil entender lo que otros miraron?. O mejor dicho ¿Es tan difícil aceptar que nuestro entorno puede ser distinto a lo que nosotros vemos?.
Tal vez sea el individualismo, tan arraigado a esta sociedad, lo que nos impide asombrarnos de lo que nos es dado como natural. ¿Será por eso que las crónicas que están instaladas en el mercado, como dice María Moreno, son aquellas que tienen que ver con lo exótico, con lo aventurero?.
Lo significativo de una crónica, a mi entender, es que nos muestra que quién la escribe percibe verdaderamente lo que quiere exponer. En ciertas palabras, expresiones o frases se divisa restos de sentimientos encontrados por quien la redacta. La selección hecha por el autor de una crónica nos muestra, no solo el hecho que escribe, sino también lo más profundo de su persona. Aunque sea el acontecimiento más sencillo, el cronista nos permite mirar a través de sus ojos. Es una conexión entre sujeto y sujeto, no tanto como el artículo periodístico en el que se encuentra un mortal con un papel que quiere convencerlo de la neutralidad de su contenido aunque se “pinche” despacito y se escriba alguna opinión semioculta).
Opina Martín Caparros: “También me interesa de la crónica su forma de descentrar la mirada periodística. El periodismo habitual mira el poder. Para salir en las noticias, si no sos rico o famoso o tetona o futbolista, la única opción es la catástrofe: distintas formas de la muerte. En cambio, la crónica trata de mirar hacia el resto del mundo y eso es un gesto muy político”. Esta última frase me dejando pensando por horas y ahora les dejo a ustedes los interrogantes que me surgieron por esas palabras: ¿Será que tememos más al mundo que a la muerte? El vivir y aprender de esa vivencia, tanto propia como ajena, nos paraliza al extremo de rechazarlo? ¿Sentimos miedo de conocer otra perspectiva que no sea la nuestra? .Si quieren contéstenme. Sino simplemente piénsenlo.

martes, 15 de abril de 2008

Que sea un viaje...

Viaje: desplazarse de un lugar a otro. Esa es la definición que da el diccionario, pero, a mi modo de verlo, olvida varias cuestiones acerca del viaje o simplemente las omite. No dice que se viaja por algún objetivo, ni como se vive esa experiencia. No menciona ni el turismo, ni el descubrimiento, ni la cotidianidad. No habla de comodidades o incomodidades, de placer o fastidio. Parecería que entre quienes viajan no hay diferencias, que el viaje no está condicionado. Que la gente no piensa ni siente durante el viaje. Que ningún factor externo a este desplazamiento es relevante. Yo afirmo que es todo lo contrario.
Tanto el motivo del viaje como las comodidades del mismo marca como se lo vive, cuanto tiempo dura. Reforzando esta idea Martín Caparrós dijo en Larga Distancia: “ Soportar el tiempo del viaje. Hay un primer momento, gozoso, en que se logra romper la continuidad inconmovible: viajando de Hong Kong a Londres, mi diez de noviembre de 1991 tuvo treinta y dos horas, y otras veces he tenido días de quince o de veintinueve. EL tiempo, entonces, se estira suavemente o se contrae, pierde esa majestad de mármol que es su bien más monstruoso: se hace muy ligeramente falible ”.
Entonces si en su viaje de Hong Kong a Londres el día tuvo treinta y dos horas me pregunto ¿Cuánto dura verdaderamente un viaje en el trasporte público argentino?. ¿ Cuánto se tarda realmente en llegar de Once a Moreno?. ¿ Tendrá relación con esta flexibilidad del tiempo que la gente se agote solo por el hecho de viajar?
Con estos interrogantes me subí ayer al tren. Vi que la mayoría de la gente dormía, mientras que otros comían o jugaban con sus celulares. Solo una nena, de aproximadamente cinco años, miraba con asombro por la ventanilla.
A medida que pasaban las estaciones se convertía en un osadía encontrar un asiento. Me llamó la atención la actitud de quienes viajaban parados. Dirigían la mirada al suelo, parecían resignados, acostumbrados. No miraban al suelo con bronca por haber tomado un tren lleno, repleto, sino que parecía que sabían de antemano que viajarían en esas condiciones y por eso no traían consigo la esperanza de viajar cómodos. Me pregunté ¿ Cómo se hace para sacarle, a los usuarios de ese transporte, lo mínimo que deben esperar que se les ofrezca?. Fue nuevamente Martín Caparrós quien me respondió diciendo en Larga Distancia : “ Viajar para contarlo: el temor de que ya no pueda viajar sin la excusa de un relato futuro. Ese relato como amenaza que obliga una intensidad en la mirada, que me obliga a mirar lo que no miraría. Y la sospecha de que cualquier viaje sin esa amenaza sería un levedad insoportable. Que no tendría sentido”
¿ No será eso lo que se le ha quitado, de manera casi invisible, a la gente?. ¿ Será que por viajar a diario que ya no se toma como viaje y por eso no se intensifica la mirada? ¿ No se mira lo que no es extraordinario? ¿No se cuenta lo que se vive en ese viaje?
Si las respuestas son afirmativas ¿ No es lo mismo que decir que quienes usan el transporte público no miran ni hablan porque están resignados a que no cambie? ¿ Se ha pasado de viajar a desplazarse de un lugar a otro?
No lo creo, no lo quiero creer, porque de creerlo significaría que en un par de años terminaría creyendo lo mismo. No quiero resignarme, quiero seguir viajando, mirando y comunicándome.